CANELA FINA

Carlos E. Bilbao, 1949. Escritor. Me gusta la naturaleza; escribo sobre educación, sociedad, familia, política y literatura.

20 enero 2010

LA "BONDAD" Y SUS APARIENCIAS

Hay muchos que dicen, y seguramente lo piensan: “Yo soy bueno, porque no mato, ni robo, ni violento a los demás…”. Puede parecer que la palabra “bueno” significa una sola cosa y la misma en todos los idiomas, pero no es así. De hecho tiene múltiples sentidos en castellano, a los que cabe añadir diversos matices que implica el uso de sus equivalentes en otras lenguas.
Según el diccionario del castellano, bueno se refiere ciertamente a la bondad, pero también a lo útil, agradable o apetecible; asimismo se dice de algo grande o fuera de lo normal, aunque no sea precisamente bueno moralmente (buena cuchillada); bueno es igualmente algo sano (no enfermo ni deteriorado) o suficiente. En definitiva, no siempre está del todo claro lo que se quiere decir con “bueno”.

“Bueno” se titula precisamente una película: “Good” (Vicente Amorin, 2008), basada en el texto homónimo del escocés C. P. Taylor, y que puede verse como un caso para reflexionar sobre lo que dice nuestro título: la bondad y sus apariencias.

La acción se sitúa en Alemania a principios de los años treinta. Se trata de John Halder, un psiquiatra bien parecido, prestigioso profesor universitario y escritor en ciernes. Es una “buena persona”, o eso parece: buen hijo, con su madre enferma; fiel, atento y afectuoso con su esposa; buen padre, cariñoso, con sus hijos; buen amigo, especialmente con su propio médico, Maurice, judío. Aunque parece seguro de lo que piensa y de lo que quiere hacer, sin embargo no es un hombre de pensamiento claro, convicciones definidas o ética personal inequívoca (nadie, podría decirse, es “totalmente bueno”).

En la primera novela del Dr. Halder, los nazis descubren el argumento de la “compasión” como motivo para “acortar” el sufrimiento “inútil” por medio de la eutanasia. Eso les parece interesante para sus planes y se lo van ganando, por medio de halagos, prebendas e incluso, de vez en cuando, a medida que pasa el tiempo, pequeñas advertencias. Poco a poco John pierde todo lo valioso que tenía: su madre (a la que ha ido descuidando, hasta que ella muere), su esposa y sus hijos (a los que abandona por otra mujer), y su mejor amigo (a quien deja indefenso en circunstancias ya amenazadoras para los judíos, para no correr, el mismo Halder, excesivos riesgos en su reputación social).

Cuando estalla la persecución hacia los judíos, el doctor Halder se encuentra investido del cargo de director de su departamento… y vestido de oficial de las SS. Se supone que él no quiere hacer nada malo, pero…

En el Evangelio, Jesús rechaza incluso que un joven le llame –¡a Él, que es el Hijo de Dios!– maestro bueno: “¿Por qué me llamas ‘bueno’? Nadie es bueno sino uno solo: Dios” (Mc 10, 18). En otro momento (Lc 18, 9-14), se sirve, para su enseñanza, de la parábola de un fariseo que se creía bueno, pero en el fondo era, como otros muchos, un hipócrita, incapaz de caer en la realidad de sus defectos… y pecados.

Aunque la crítica cinematográfica no la considere de gran calidad, lo cierto es que la película “Good” transmite bien lo que quiere decir. No trata sólo de nazis, sino que puede entenderse también referida a muchas personas que, siendo más o menos “buenas”, o pareciéndolo, se dejan llevar por las circunstancias –o mejor sería decir las conveniencias– y terminan cometiendo verdaderas atrocidades o siendo cómplices de ellas. Esto no es ninguna teoría, sino algo lamentablemente común, que, en algún grado menor, podría sucedernos a cualquiera.
Así, algo que al principio se considera “bueno” (pero que, si se examina más de cerca, seguramente no es “trigo limpio”) puede transmutarse, de modo sibilino, en una ilegítima cooperación al mal. El caso es que la apatía, el silencio, el dejar hacer, la mediocridad o la cobardía de los “buenos” –o de los que así se creen o nos creemos– puede llevar a traicionar nuestra propia dignidad y destruir las personas y las realidades que más queremos. ¿No fue Dostoiewsky el que dijo que cuando Dios no está presente (Dios y la unión con Dios es la única garantía de “lo bueno”), todo está permitido?

Pensemos en nuestros planteamientos y en nuestros hechos; en nuestras ideas, más o menos contrastadas, y en nuestra conducta real; en la veracidad de nuestra información, en la calidad de nuestra “formación”… y en nuestro obrar cotidiano. Y los cristianos, examinemos además la autenticidad de nuestra unión con Dios, de nuestra oración, y, como consecuencia, de nuestra caridad. No confiemos demasiado en lo que por ahí “se” llama bueno. Y trabajemos “con hechos” a favor de lo que en 1962 dijo Joseph Ratzinger: “El mundo vive del hecho de que siempre ha habido quienes han creído, quienes han esperado y amado”.

Ramiro Pellitero, Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Universidad de Navarra

06 octubre 2009

POR QUÉ EL MATRIMONIO ES UN BIEN PARA LA SOCIEDAD

Fuente: Family Edge
Fecha: 30 Septiembre 2009


El matrimonio es más beneficioso para los miembros de la pareja, para los hijos y para la sociedad que las otras formas de convivencia. Eso es lo que pretende mostrar un folleto recién publicado en Nueva Zelanda por la National Marriage Coalition, promovida por organizaciones familiares del país y con colaboración de otras de la vecina Australia, informa Carolyn Moynihan en Family Edge. Con datos tomados de decenas de estudios, de elaboración nacional o extranjeros, muestra que los matrimonios y sus hijos tienen, por término medio, más salud, mayor bienestar y menos problemas que las parejas de hecho, las divorciadas o las familias recompuestas.

“Esta publicación tiene 146 referencias a investigaciones, incluidas algunas hechas en Nueva Zelanda, y muestra sólidos indicios de que el matrimonio es más que una relación sentimental privada”, dice Bob McCoskrie, director de Family First NZ, una de las organizaciones promotoras. El matrimonio, añade, “es un bien social, y hemos de idear políticas, leyes y fórmulas de asistencia familiar y comunitaria para fortalecer a los matrimonios. El debilitamiento del matrimonio es uno de problemas sociales más importantes a los que nos enfrentamos”.

El folleto condensa en poco más de veinte páginas, ilustradas con fotografías, las 21 razones, es decir, conclusiones extraídas de estudios sociológicos. Por ejemplo, el matrimonio está asociado a una menor tasa de pobreza de madres e hijos. Entre los hijos de divorciados hay más fracaso escolar. Las parejas casadas y sus hijos presentan menor índice de alcoholismo y drogadicción, así como de trastornos mentales. La violencia doméstica es mucho más frecuente en parejas de hecho, como también los malos tratos a niños que no viven con su padre y su madre casados.

La Coalición destaca esas conclusiones, entre otros motivos porque, dice, el gobierno no tiene en cuenta el factor matrimonio al abordar problemas como los hogares afectados por pobreza o la violencia doméstica. Y eso es dejar de lado una principal fuente de soluciones.

El año pasado Family First NZ publicó otro informe sobre la contribución económica de los matrimonios a la sociedad, que a la vez destacaba la penalización fiscal que sufren las parejas casadas en Nueva Zelanda. En cambio, estimaba el coste social de la desintegración familiar (por sus repercusiones en los índices de pobreza, fracaso escolar, morbilidad...) en alrededor de mil millones de dólares anuales.

El folleto adapta otro publicado en 2002 por el Institute for American Values de Estados Unidos (cfr. Aceprensa 17-07-2002), de la que apareció una segunda edición ampliada tres años más tarde.

17 agosto 2009

ESCUELAS PRIVADAS PARA NIÑOS POBRES

En distintos países en desarrollo, las escuelas preferidas de los pobres no son las públicas, sino otras surgidas por iniciativa social, que pese a no ser gratuitas y tener menos recursos, dan mejor enseñanza.

Fuente: City Journal
Fecha: 3 Julio 2009

James Tooley, profesor de la Universidad de Newcastle, fue enviado a la India por el Banco Mundial para realizar una investigación sobre la enseñanza privada en países en desarrollo. Allí Tooley percibió un fenómeno peculiar: también en las zonas más marginales y deprimidas existían escuelas privadas, creadas por pobres y dirigidas a estudiantes pobres.

Las escuelas que descubrió en las barriadas de Hyderabad están ubicadas en locales semirruinosos o en mal estado de conservación. Sin embargo, la enseñanza impartida y el compromiso de los profesores parecen suplir esas deficiencias. En la mayoría de los casos, las familias pagan un dólar o dos por niño al mes, suma insuficiente para sufragar los gastos, pero considerable teniendo en cuenta el nivel de vida de esas zonas y la posibilidad de enviar a sus hijos a escuelas públicas gratuitas. Muchos de ellos confesaron a Tooley que, aunque estas últimas tienen mejores instalaciones, los profesores no se toman su trabajo en serio y faltan a clase a menudo.

Como en la India, el fenómeno de escuelas privadas para estudiantes se repite en otras zonas del mundo: Nigeria, Kenia, China… y forma algo así como un “mercado negro educativo”, a juicio de Tooley. Durante diez años, este profesor ha viajado por distintos países para conocer de cerca el funcionamiento de esa red escolar alternativa. Con la información recopilada ha elaborado un libro, The Beautiful Tree: A Personal Journey Into How the World’s Poorest People Are Educating Themselves (Cato Institute, 268 págs.), que ha sido reseñado por Liam Julian en City Journal (19-06-2009).

Se trata de experiencias educativas que surgen en las zonas más pobres de las ciudades y que no cuentan con reconocimiento oficial; en muchos casos, las autoridades no saben de su existencia. Pero están proliferando y alcanzado logros importantes. Ofrecen a las familias la oportunidad de una educación adecuada a sus posibilidades económicas. Además, no es raro que ofrezcan becas para huérfanos o familias sin ningún tipo de recursos; Tooley sostiene, por ejemplo, que uno de cada cinco estudiantes que frecuentan estas escuelas en Hyderabad cuenta con algún tipo de ayuda.

Mejores resultados que la enseñanza pública

En el ensayo se dan a conocer los datos de algunas investigaciones que certifican la buena calidad de la enseñanza que se imparte en tales colegios. Se realizaron exámenes a 24.000 alumnos de escuelas públicas, privadas reconocidas o privadas para estudiantes sin recursos en todos los países mencionados, con el fin de comparar su nivel de conocimientos. En Delhi, mientras que los alumnos de las escuelas públicas alcanzaron en matemáticas una nota media de 24,4, los de las privadas reconocidas llegaron a 43,9, y muy cerca de ellas se situaban los alumnos de los centros educativos sin reconocimiento, con 42,1.

También en Nigeria, Ghana y China las escuelas informales superan con creces a las escuelas públicas. Además, las clases son más pequeñas –de 20 a 25 alumnos– y los profesores son puntuales y más entregados a su trabajo, salvo en el caso de China, donde la dedicación de los docentes es similar en todas las instituciones estudiadas.

En cualquier caso, la intención de Tooley es invitar a la reflexión sobre las ayudas a la educación en los países pobres y poner en cuestión algunos presupuestos comunes en materia de promoción del desarrollo. Durante años se ha pensado que la clave era financiar la enseñanza pública en los países pobres; pero las ayudas exteriores no han logrado levantarla a un nivel satisfactorio. Valdría la pena apoyar las escuelas informales para pobres, que tienen más éxito.

10 junio 2009

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

Tuve yo un alumno, en el antiguo BUP y COU, muy brillante, con sobresalientes en casi todas las asignaturas. Hizo las oposiciones a judicaturas y fiscalías. Iba muy bien preparado, según su preparador. Le suspendieron la primera vez. Bueno, parecía lógico: siendo la primera… Pero lo mismo sucedió en la segunda y tercera ocasión. Se desanimó y se puso a trabajar como abogado; le van las cosas muy bien. Era una persona con mucho sentido común y capacidad de discernimiento; laborioso e inteligente, excelente orador. Todas estas cualidades le han servido para convertirse en un buen abogado; y posiblemente hubiera sido un notable juez, pero las inexorables oposiciones, en las que te juegas todo a una carta, se lo impidieron.
Siempre he pensado: ¿cómo aprende un juez a ser juez? También me lo he planteado en otras profesiones. Pero en el caso que no ocupa: ¿cómo? Yo creo que la respuesta está en “patos al agua”; el que tenga mayor instinto progresará en la carrera judicial, entendiendo por instinto, cualidades profesionales y carácter, que le posibilitan desempeñar su trabajo con brillantez.
Por eso me he llevado una decepción con la resolución o sentencia (no sé cuál es el término adecuado) del Tribunal Supremo sobre la Objeción de Conciencia respecto a la asignatura Educación para la Ciudadanía. Me ha parecido un no querer “mojarse”, una ley eslalon, en la que de primeras se niega el derecho a la objeción para después admitirlo de tapadillo, diciendo que hay que cambiar algunos de los contenidos de los programas y que a eso sí tienen derecho los padres, los cuales quedan a los pies de los caballos.

29 mayo 2009

¿SABÍAS QUE...?

¿Sabes que el 25 % de los enfermos de Sida (VIH), son atendidos por la Iglesia Católica a través de hospitales, centros de salud, dispensarios…? La Iglesia siempre está con los pobres y con los enfermos.
¿Sabes que el texto exacto de las palabras del Papa Benedicto XVI en el viaje de avión a Camerún, ante los periodistas es:
“Pregunta del periodista: -Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?
Papa: -Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que
sufren.
¿Sabes lo que dice el Director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Edgard C. Green, referido al texto escrito más arriba:
“Soy un liberal en temas sociales y para mí es difícil admitirlo, pero el Papa realmente tiene razón. Las pruebas que tenemos demuestran que en África los preservativos no funcionan como método para reducir la tasa de infección por VIH (SIDA).”
¿Sabes que en Uganda la tasa del SIDA era en 1990 de un 20% y actualmente está entre el 6 y el 7%? ¿Qué pasó en esos 18 años? Se utilizó la llamada Estrategia ABC, que quiere decir: Abstain, Be faithful, Condomise); es decir: abstinencia, fidelidad y condón. Saca tú mismo las consecuencias. Pero el preservativo, estaba en tercer lugar; lo primero es la abstinencia y luego la fidelidad a la pareja, evitando la promiscuidad.
¿Sabes que el nivel de vida no modifica la expansión de la pandemia; en Washington D.C. el número de infectados creció entre 2006-2007 en un 22%?
¿Sabes que el 6,5 % de los varones de raza africana en la capital de los Estado Unidos, son seropositivos al VIH? ¿Y sabes también que en Washington D.C. se repartieron 1,5 millones de condones? El mayor uso del condón no disminuye el contagio, porque se utiliza más la relación sexual plural, y el crecimiento del SIDA se dispara.